Una mañana me disponía a coger mi coche, cuando al ir acercándome al lugar en que lo había dejado, me fui dando cuenta que no estaba, ¡había desaparecido!. ¡Mecagüen tó lo que se menea!! Asombrada y muy cabreada, tuve que ir al cuartelillo de la Guardia Civil y poner una denuncia. Los guardias, una vez terminados los trámites burocraticos, me dieron unos golpecitos en la espalda y me dijeron:
-Tranquila, quién va a querer un taxi de Madrid en Asturias?? Cabizbaja, salí a la calle y me dispuse a buscarlo por tierra y mar.
Hice una búsqueda en profundidad por lo alrededores, miré en la playa, en el monte, por las calles, en las alcantarillas, pregunté a los paisanos y nada.
Pasaron los días, las noches, las vacaciones se terminaban y mi querido octavia seguía sin aparecer, por lo visto lo había perdido para siempre...
El día anterior a volverme a Madrid, ya con el billete del "alsa" en el bolsillo, me llevaron a un pueblín para comprar queso y requesón, que es lo típico que te traes de allí junto con una sidrina y las "morcielles", cuando a medida que iba subiendo la cuesta, me pareció ver un coche con una capilla y pensé -anda un colega al que le gusta el requesón. Llegué axfisiada, entre el calor y los varios cigarros que llevaban mis pulmones... Se me ilumino el alma al reconocerlo, y no era el mío sólo, eran dos.
Mi querido octavia y un taxi de Barcelona. Estaban cerrados y nadie había forzado las ventanillas. No entendía nada. Saqué las llaves y lo abrí, todo estaba en orden, salvo que sonaba la radio... en stereo, ya que el de barcelona tenía sintonizada la misma melodía.
Hice una búsqueda en profundidad por lo alrededores, miré en la playa, en el monte, por las calles, en las alcantarillas, pregunté a los paisanos y nada.
Pasaron los días, las noches, las vacaciones se terminaban y mi querido octavia seguía sin aparecer, por lo visto lo había perdido para siempre...
El día anterior a volverme a Madrid, ya con el billete del "alsa" en el bolsillo, me llevaron a un pueblín para comprar queso y requesón, que es lo típico que te traes de allí junto con una sidrina y las "morcielles", cuando a medida que iba subiendo la cuesta, me pareció ver un coche con una capilla y pensé -anda un colega al que le gusta el requesón. Llegué axfisiada, entre el calor y los varios cigarros que llevaban mis pulmones... Se me ilumino el alma al reconocerlo, y no era el mío sólo, eran dos.
Mi querido octavia y un taxi de Barcelona. Estaban cerrados y nadie había forzado las ventanillas. No entendía nada. Saqué las llaves y lo abrí, todo estaba en orden, salvo que sonaba la radio... en stereo, ya que el de barcelona tenía sintonizada la misma melodía.
Si estaba por allí el dueño del negro y amarillo, yo no encontré por más que busqué, así que allí se quedó.
Todavía me pregunto, por qué al día siguiente al volver a casa, si no llovía, no paraban de resbalar grandes goterones por el cristal .
Todavía me pregunto, por qué al día siguiente al volver a casa, si no llovía, no paraban de resbalar grandes goterones por el cristal .
Buena Caza!!!