Paradas obligadas

A diario nos paramos un montón de veces en los semáforos. Y nos encontramos, actos circenses, vendedores de clinex, plastas que te intentan limpiar el cristal, mendigos...
Me gusta pararme y deleitarme con los malabaristas, como lanzan las pelotas, montan en bicicletas, con sus narices coloradas y su ropa colorista. En cambio, hay semáforos en los cuales, me siento incomoda con las dichosas rumanas, como en el puente de Ventas o en Comandante Zorita, donde te rodean el coche y te intimidan hasta el punto que casi te ves obligado aceptar su chantaje. Aunque esto sólo me pasa con el coche particular, porque a los taxis no se suelen arrimar.
Pero hay un semáforo en Madrid, cerca del Congreso, para mi especial, donde he podido conocer a un indigente que todos los días me sonríe y me desea un feliz día. Me alegra verle. No se las circunstancias que le han llevado a terminar así, me puedo imaginar el desencadenante por su aspecto físico, pero el resultado es una vida que nadie desearía tener y que a pesar de lo dura que sea no le impide estar aparentemente alegre. Siempre agradece esa pequeña moneda que algún ciudadano le da. Quizás deberíamos sonreír un poco más y aprender a disfrutar de la vida se presente como se presente, y ver que siempre hay un lado bueno.

Espero que algún día si le veis, le devolváis la sonrisa, no cuesta tanto, digo yo.

Buena Caza!!